Perdóname, mi amor, pero no puedo parar de escribirte esto con el coño todavía palpitando de ayer, imaginándote a ti sola en casa, con las piernas abiertas, metiéndote los dedos hasta el fondo mientras lees y te retuerces de placer. Me muero de ganas de llegar y lamerte yo misma cada gota. Ayer fue un día que me tuvo empapada desde la mañana, pensando en ti, en mi Rosa, y en cómo íbamos a follar como locas al terminar el turno. Cinco hombres pasaron por mi cama en ese Barcelona gris y frío. Yo hice cinco servicios; tú, cuatro. Las dos con nuestra promesa: disfrutar lo justo y guardar los orgasmos más brutales para nosotras. El primero fue ese señor de cincuenta y tantos, fuerte y cuidado. Lo recibí con el picardías blanco que te vuelve loca, medias transparentes y unas braguitas tan mínimas que mi coño depilado se transparentaba. Lo desnudé despacio, rozándole el pecho, la barriga, hasta sacar su polla dura y palpitante. Me arrodillé, me la metí entera en la boca, chupando fuerte, trag...
COMPROMISO PACTADO
| HISTORIAS PARA ADULTOS